miércoles, 25 de noviembre de 2009

Queremos tanto a Audrey

Esta noche he vito la película "Robin & Marian", protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn, en el papel de Robin Hood y Lady Marian respectivamente. El personaje de Robin Hood, la historia alrededor y las películas que se han hecho, sin que las haya visto todas por supuesto, me han resultado poderosamente atractivas. Esta versión de la historia llama la atención de manera singular por desarrollarse casi 20 años después de la historia que todos conocemos, grosso modo, y nos muestra a un Robin ya envejecido que ha pasado largos años lejos de Inglaterra y del bosque de Sherwood, peleando en las cruzadas y, sin embargo, no tan maduro y mucho menos cansado, lo cual uno consideraría lo más lógico después de tanto andar, cabalgar, cortar cabezas, extremidades, atravezar cuerpos a punta de espada y flecha. Marian, por su parte, es ahora una abadesa que sostiene una abadía en las afueras de Nottingham, en clara señal de fuga de un pasado que no le brindó el futuro anhelado al lado del señor del bosque. Un final "romeojulietesco" brinda un emocionante e inesperado epílogo a una película que, sin ser enorme, brinda un rato muy agradable.

He comenzado este blog (plagiando impenitentemente el título de un relato de Cortázar) manifestando lo mucho que "queremos" a Audrey Hepburn y cuando digo "queremos" lo pienso así sinceramente porque ¿cómo no quererla? Cuando murió, yo contaba con apenas diez años y faltaron al menos otros diez para que la viera por primera vez en una pantalla de televisión (jamás en cine) y comenzara a tomar conciencia de quién fue Audrey Hepburn, pero desde entonces ha sido amor. Si el primer rasgo del amor o del amoramiento es como lo dijo Ortega y Gasset un estado de encantamiento, he sido el amante más fiel cuando ella está en la pantalla. No la describo, ni describo mi sentimientos porque describir suele ser igual que mutilar. Vean a Audrey y enamórense de ella, no soy celoso.

Creo que esta es una buena forma de comenzar este blog, había pensado tal vez que sería más apropiado dar una explicación de "por qué un blog?" o explicar porque lo he bautizado como le he hecho, ahora pienso que es mejor de esta forma y que el avanzar, si es que hay avance, vaya aclarando lo que haya que aclarar, si es que hay algo. Mientras tanto, que NO sea lo que Dios quiera: la razón divina se asemeja mucho a la sinrazón y es poderosísima.

Así pues, bienvenidos (hay leche y galletas)