domingo, 21 de febrero de 2010

jodas de allá, pensadas aquí...

(Un buen Bansky)

Aunque crecí en el campo creo que nunca he pertenecido realmente a lo rural, ni siquiera ahora que me encuentro lejos de la casa paterna/materna experimento alguna inclinación bucólica. Si bien cuando me refiero a la finca en la que crecí la describo como "el mejor lugar del mundo", creo que lo que me inspira el sentimiento que me lleva a darle tal calificación ha sido la agradable sensación de solitud del lugar, el campo sólo era el escenario. El verde se veía espléndido a través de las ventanas. Cuando alguna vez me aventuraba en los últimos tiempos a caminar entre los árboles y las matas de café sufría cierta sensación de incomodidad.

Creo que a Tulio, mi padre, esta actitud mía le divertía (aunque seguramente en algún momento le produjo gran contrariedad) y solía soltarme la frase que resumía mi sentimiento: "el campo, ese horrible lugar donde los pollos se pasean crudos" (él se la atribuía erróneamente a Oscar Wilde, error en el cual caí yo mismo, otros la atribuyen a García Márquez o a Cortázar, según Google en realidad pertenece a Max Jacob). Creo que a mi hermano, que a diferencia mía está hecho en la forma que requieren los menesteres del campo, esto le provocaba aun más gracia. Aun recuerdo una vez que montábamos a caballo después de una jornada más o menos larga, me propuso que apostáramos una carrera hasta los establos. Puesto a prueba mi orgullo viril acepté, estúpidamente. Al final del recorrido él se retorcía de risa describiéndome como mis pies flotaban fuera de los estribos y mi cara mostraba una expresión de terror por haber visto como las parcas casi, casi se decidían a cortar los hilos de la vida de este dispuesto narrador.

Vuelven a mi estos y otros recuerdos cuando me doy cuenta que sin ser viejo soy cada vez menos joven y que por más que mi alma lo desee ya jamás podré aspirar a ser un cowboy, un karateka o un pirata (La vida en alta mar, tal vez por mis lecturas infantiles de Stevenson, Salgari o Verne, fue hasta hace muy poco mi gran sueño utópico hasta que me vi en una situación escalofriante con tres marineros rusos no poco borrachos). Mi única gloria deportiva fue la gran temporada como arquero del equipo de Hockey "Escarlatas" en el torneo Inter - Roscas 96...

Leí hace poco "Risaralda" de Bernardo Arias Trujillo, y me voy a permitir aquí copiar un pasaje que me parece apropiado para describir a lo que atrás aludía, mi relación con el campo:
[El vaquero] "Ama siempre lo criollo, lo que tiene sabor de tierra y aroma de patria india y verdadera, es hostil a todo lo que trata de desracionalizar el campo, de quebrantar sus tradiciones o recortar su personalidad afirmativa. Detesta los remordimientos de las ciudades, mira con aires de superioridad al hombre de la urbe y con desdén sus comidas repelentes, estrafalarios usos, ridículas costumbres y cursis vestidos.
Nuestros paisanos tienen la certidumbre de que esos señoritos que sólo van al campo en tiempo de nochebuena, a llevarle todas las exigencias de la ciudad, no son machos como ellos, sino una especie de andróginos, afeminados y cobardones.
(...)
Ellos se burlan del modo de montar de los filipichines, de sus gestos estudiados, de su miedo frente a un toro manso o ante un mal paso del camino. Y orgullosos de ser camperos, los miran con piedad y hasta con una bellacona sonrisa de sarcasmo"


Y aquí, pensando en una nota que leí hoy, se me ocurre que esa búsqueda de "ser uno mismo" no sea mas que la aceptación resignada de aquello que no somos...

2 comentarios:

  1. Es curiosa esa edad en la que uno sigue siendo joven para efectos inútiles.

    Una edad muy ambiguamente ubicada entre los 20 y los 30 en la que uno a pesar de ser aún muy joven para decirse experto en algo, es ya muy viejo para emprender una nueva aventura, convertirse en aprendiz o "transformarse en otra cosa"... Un pirata, un astronauta, un karateka, un vaquero,un futbolista, un militar, un cura (tiene edad límite?)...

    Tal vez la opción emocionante que nunca deja de ser opción es jefe de patio de alguna cárcel...

    Buena entrada Luipi.

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