viernes, 13 de septiembre de 2013

Ibis

Recientemente, por el impulso de darme una sacudida mental y espiritual de los ásperos - y con frecuencia insufribles - textos jurídicos, me sumergí en la lectura de dos novelas que hacía ya un tiempo había planeado leer pero no lo había hecho, supongo que por eso de procrastinar. La primera fue "Ibis" de José María Vargas Vila, autor colombiano vilipendiado por su tiempo y la iglesia del país andino y de quien adquirí conciencia por un apunte de Borges en "El arte de injuriar": [...] «es la injuria más espléndida que conozco: injuria tanto más singular si consideramos que es el único roce de su autor con la literatura. "Los dioses no consintieron que Santos Chocano deshonrara el patíbulo, muriendo en él. Ahí está vivo, después de haber fatigado la infamia". Deshonrar el patíbulo. Fatigar la infamia. A fuerza de abstracciones ilustres, la fulminación descargada por Vargas Vila rehúsa cualquier trato con el paciente, y lo deja ileso, inverosímil, muy secundario y posiblemente inmoral. Basta la mención más fugaz del nombre de Chocano para que alguno reconstruya la imprecación, oscureciendo con maligno esplendor todo cuanto a él se refiere —hasta los pormenores y los síntomas de esa infamia».

    La segunda novela es "Los detectives salvajes", del chileno Roberto Bolaño. Sobre esta última espero hablar en una próxima entrada. 
  
    Bien, pues volviendo a "Ibis" aquí va una selección personal de frases escritas por la pluma de Vargas Vila, para fustigar a las almas sensibleras y a la moral más gazmoña. 

    «La visión de la multitud es la última tristeza de los mártires. Y el principio de su expiación».

    «El hombre es natural e inconsolablemente perverso, y la bellota de la calumnia, más que el fruto de la verdad, gusta a sus apetitos de bestia».

    «La forma aristocrática del desprecio es el perdón». 
    
    «El amor es vil porque tiene de la carne. Sólo la amistad es fuerte porque es pura. Vive del alma. La verdadera amistad es más rara que el verdadero amor, ha dicho La Rochefoucauld. Y el verdadero amor no existe»

   «Sociedad advenediza [...] incapaz de respetar el dolor que el oro no hace augusto»

   «Toda mujer es Salomón en el amor. El don de la sabiduría le es innato. Su deseo es ley». 

   «La mentira es la forma imbécil del miedo. Ser cobarde es ser vil»

   «Sentir el amor es debilidad. Inspirarlo es fuerza»

   «El refinamiento es la aristocracia del vicio»

  «La piedad es el caballo de Troya: tiene el vientre lleno de enemigos. Se finge el ídolo y es la muerte». 

  «Nunca te arrepentirás bastante del bien que hagas. Hacer bien es hacerse mal. Quien hace el bien siembra ingratitud. Cosechará dolor»

   «La mujer como la multitud, es hecha para ser cortejada, seducida y abandonada».

  «Analiza tu sentimiento como hombre. No lo obedezcas como bestia». 
  
  «La castidad es un crimen contra natura. Tiene la condición que hace imperdonable un crimen; ser inútil. Es una rebeldía imbécil contra lo que hay sagrado en nosotros: la carne y la pasión. Es un delito disociador, vergonzoso y estéril. Es, como todas la virtudes, un vicio disfrazado. Ser casto es ser horrible. Ser sensual es ser humano". 

  «La infidelidad es en la mujer la revancha de su esclavitud: la venganza contra su dueño. En la mujer que ama, la infidelidad es un derecho.  En la mujer que no ama, la infidelidad es un deber".

   «La mujer ama el amor; y nada más. El amor es la más fuerte expresión del egoísmo. Y, en la mujer, amar es una forma de amarse. No ama al hombre nunca por el hombre sino por ella. Es una satisfacción de sus sentidos, una vanidad de su corazón, un objeto de lujo, un útil, un capricho, una crueldad"



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